En el transcurso de tu vida, ¿cuándo cruzas el umbral de la niñez a la edad adulta, de la madurez a la senectud? ¿Hay momentos cuantificables, epifanías, puertas por las que te introduces en otra dimensión, otro estado de ser? ¿Es simplemente un proceso cronológico gradual o sucede algo, una repentina comprensión intuitiva de que ya no eres la persona que una vez fuiste?
Todos los niños han crecido y algunos de los otros ya no están con nosotros. Son fotografías de personas que he conocido o cruzado en mis viajes. En algunos casos, son imágenes inesperadas, captadas fortuitamente, en otros son un registro documental de amigos y vecinos, gente de la que conservo entrañables recuerdos, como aquellos pescadores bereberes en el desierto de Marruecos, o mis vecinos del pequeño pueblo peruano cerca del cual viví durante unos años.
Citando a Heráclito, Platón nos recuerda que “nunca te bañas dos veces en el mismo río”, una metáfora sobre el implacable efecto del paso del tiempo sobre todos los seres vivos. Las personas fotografiadas a lo largo de cincuenta años en Passages ya no son como eran, de hecho, ninguno de nosotros lo es. Las fotografías son meros recordatorios, conservando un momento que se ha ido.